Las garrapatas en perros y mascotas

Las garrapatas infectan a los animales salvajes, el ganado y las ovejas en particular. En zonas de clima templado, son más activas durante los meses estivales.
Las garrapatas se adhieren a los perros de forma temporal.
Saltan al pelaje del animal, introducen la parte bucal en la dermis y chupan la sangre de su hospedadar temporal. Cuando han ingerido suficiente sangre, su abdomen se hincha hasta adquirir el tamaño de un guisante y caen al suelo.


Pueden sobrevivir hasta dos años sin volver a alimentarse.
Si usted vive en un área infestada de garrapatas, o si ha llevado a su perro de paseo por zonas en las que había ganado u ovejas pastando, inspeccione a fondo la piel de su perro para localizar y retirar posibles garrapatas.
Tenga en cuenta que, una vez que están llenas de sangre, algunas garrapatas se caen. En algunos caso, lo que queda visible es un pequeño sarpullido alrededor de la picadura de la garrapata.
Asegúrese de extirpar la cabeza de la garrapata; de otro modo, se podría formar un absceso. No siempre es fácil extirpar una garrapata. Puede también rociar a la garrapata con un insecticida, dejar que haga efecto durante doce horas y, posteriormente, arrancar la garrapata muerta.
Para un resultado más rápido, rocíe con alcohol etílico o metílico a la garrapata: pasados cinco minutos, cuando el insecto está muerto o adormecido, sujete la cabeza de la garrapata con la ayuda de unas pinzas o tenacillas de punta fina y arránquelas con un firme tirón. No la sujete del cuerpo porque podría aplastarlo, saliendo saliva, la cual contiene toxinas (ver Parálisis de la garrapata en el próximo apartado).
Si se formara un absceso, lávelo con un compuesto salobre templado y aplique el producto antiparasitario que le recomiende el veterinario.
Parálisis de la garrapata: La mayoría de las garrapatas sólo causan molestias temporales, pero existe una especie
(ixodcs) en las costas de Australia, cuya saliva contiene una toxina que puede causar parálisis gradual e incluso la muerte. Los síntomas de la parálisis aparecen pasados cuatro o cinco días después de que el perro haya sido infectado.
Al principio, los perros afectados muestran signos de debilidad en las patas traseras, que se extiende a la parte delantera. Puede darse un cambio en el tono del ladrido y dificultades respiratorias. Finalmente, la parálisis puede desembocar en la muerte del animal causada por fallo respiratorio.
Es fundamental el tratamiento veterinario.

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